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12 dic 2016

Los Elementales: por V.M. Samael Aun Weor


¿Qué es un Elemental?


Respuesta de Libros del V.m. Samael Aun Weor. Las gentes comunes y corrientes viven en este planeta de tres elevaciones ignorando la edad de una cuarta coordenada, de una Cuarta Dimensión. 

Es instintivo saber que más allá de nuestro cosmos tridimensional, esta la amplitud ignorada, la circunscripción etérica. 

Si atentamente observamos el color de las lejanas montañas, podíamos pasar revista un vehemente azur, bastante lucido. Es elemental que dicho color es el éter de la Cuarta Dimensión; se nos ha declarado que en un futuro remoto todo el éter será evidente en fase plena en el mismo aspecto que respiramos. 

Los científicos modernos niegan enfáticamente el éter y dicen que solo existe en los gimnasios magnéticos. Las gentes de la época media negaban la redondez de la creación, suponiendo que ésta era llana. Cuando Galileo afirmo que la lengua era redonda y que no estaba quieta, estuvo a acierto de ser condenado a muerte. 

Cuando se le exigió vituperar que no era redonda y que no se movía, poniendo las tiradas sobre la Santa Sagrada Escritura, dijo: “lo juro, no obstante se mueve, se mueve”. 

Así igualmente luego neguemos la realidad del éter, luego juremos que no existe, tendremos que hablar parodiando a Galileo; “pero existe, existe”. En esa circunscripción etérica, en esa Cuarta Dimensión viven las criaturas elementales de la categoría y esto es poco que debemos discernir profundamente. 

A equivalentes chavales se les da el renombre de elementales, justamente porque viven en los constituyentes. 

Sepa usted mi querido amigo, que el incendio esta poblado de criaturas elementales; entienda que el porte esta todavía densamente poblado por esa clase de criaturas y que el zumo y la creación, están atestadas por esos mismos elementales. 

A las criaturas del fuego, desde los lapsos más antiguos, se les conocía con el prestigio de Salamandras; a los elementales del aspecto se les designa con el prestigio de Silfos; a los entes del refresco se les llaman Ondinas, Nereidas, Sirenas, etc. etc.; a las criaturas que viven entre las rompientes de la calle se les bautizó con el prestigio de pigmeos, enanos, etc. 

Es patente que la suerte de estas chavales varía muchísimo. 


Las chicas del faro, son delgadas y sequías bastante iguales al chapulín o grillo, pero de volumen mucho mas grande. 



Las criaturas del garbo parecen niños pequeños en gran medida bellos con semblantes rosados como la alborada; los elementales del refresco tienen diversas suertes; algunas parecen como matronas indecibles, eficaces entre las ondas del inmenso océano, otras tienen maneras de sirenas-peces, con vanguardia de compañera, y por ultimo hay ninfas que juegan con las cúmulos o moran en los lagos y ríos que se precipitan entre sus jergones de piedras. 

Los elfos de la creación, los pigmeos, parecen ancianos con su luenga mandíbula blanca y continente ceremonioso. Ellos viven normalmente en las perforaciones de la gleba o cuidan los dijes que por ahí subyacen secretos. 

Todos estos elementales de la categoría son útiles en la gran génesis; algunos animan el incendio, otros impulsan el medio formando los rumbos, aquellos animan las néctares, estos otros trabajan en la alquimia de los metales interiormente de las vísceras de la carretera. 

Existen muchas otras criaturas que pueblan los boscajes, los calveros, las carrascales. Usted distinguido caballero, nos ha contado de la “pata Sola”, un elemental altamente particular de alguna circunscripción nevasca en su país; es comprensible que se prostitución de alguna surtida de criaturas elementales con mucha intensidad y otorgamiento; el aniversario relatado por usted nos indica terminantemente que dicho elemental tiene pujanza petulante para crearse percatarse en el orbe de las tres grandezas, en el universo físico; en el citado lance es indiscutible que hubo lucha entre los canes y el ser inexplorado; puedo asegurarle en circunstancia enfática que si no hubiese sido por los perros, entre ambos referidos machos habrían palmado. 

Realmente en el pecho profundo de la natura, en los sitios más lejanos, en el rompecabezas de las cordilleras, existen enanos, suertes, criaturas que las gentes de la localidad tampoco allí sospechan. 

                                                                                    Mirando al Misterio. Samael Aun Weor.




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