Definición de luz, calor y sonido ·
Luz: Es lo que actúa en toda Creación haciéndola aguantar fortaleza propia, o sea, el reflejo de la existencia que allí existe, compenetrando con la antorcha increada. ·
Calor: Es lo que actúa en la misma Creación dándole expresión a la Vida y poniendo en energía corporal el funcionamiento de ese individuo, sea hortaliza, sea animal o sea macho. ·
Sonido: El sonido actúa en la misma Creación dándole la Inteligencia y ayudándolo a que conozca la instrucción que los rige en el ser en que se encuentra, y, a su ocasión, estabilizándolo para que cumpla en proporción con la Creación, el pueblo que le corresponde.
Para nosotros acaso se hace cansador asimilar esto, y la causa es que estos tres dato s están contiguos y se ven como uno solo en cualquier Creación (hortaliza, animal, hombre).
El Cuerpo Físico y los Cuerpos Internos Dentro del viril existe un rayo Divino. Ese rayo viene de una Estrella que asesora nuestro interior, ésta es un átomo Super Divino del Absoluto.
El Absoluto es el Espíritu Universal de Vida, es Felicidad Absoluta, suprema paz y inflación. El Absoluto es el Ser de todos los Seres. Él es lo que Es, lo que siempre ha sido y lo que será.
Él se expresa con bullicio y paz espirituales dictadores. Él es la mamá del Espíritu y de la asignatura, sin embargo no es siquiera uno siquiera la otra.
El Absoluto está más allá de la mente, ésta no puede comprendedlo, por lo que nos toca intuirlo en su nacionalidad.
Los sephirotes
Del absoluto se desdoblan los Sephirot es. Los Sephirotes son áreas o zonas universales que se penetran y compenetran mutuamente sin enredarse. Cada uno de los Sephirotes son además partes autónomas de nuestro Ser, y desde la extensión que les corresponde influyen en nosotros y en nuestra Conciencia.
Debemos memorizar sus características y saber manejarlas para la mejor conducción de nuestra Obra. Del Absoluto se desdobla la Divina Tríada. Esta tríada da motivo a nuevos desdoblamientos, y así es como se va produciendo el Árbol de la Vida , el Árbol Sephirótico.
Observando el Microcosmos macho encontramos:
Padre: es el Anciano de los trayectos, se manifiesta en Sonido. Nos da el despertar de la conciencia
Hijo: es el Cristo cósmico. Nos da la Luz, el conocimiento de sí mismos y del cuerpo de doctrinas.
Espíritu Santo: Su eclosión es Calor. Nos da la fuerza para la regeneración y los pandeos superiores existenciales del Ser.
Íntimo: Nuestro Ser municipal.
Alma conciencia: Instruye a la objetividad manifestada en los demás gruesos para originar el trabajo.
Alma humana: Se la conoce como la Voluntad, dirige el trabajo en los individuos inferiores. Del fondo Humana se desdobla la Esencia, es ella quien encarna en los cuatro transportes inferiores y queda pensada en el Yo psicológico.
Cuerpo mental: La riqueza de los yoes que lo manejan origina una interferencia entre el Alma humana y la Obra.
Cuerpo sideral: Vive en el interior de la llama espacial; con este grosor el incubado se mueve en las espesoras internas.
Cuerpo vital: También conocido como áur a, es el sillón de las dedicaciones neurálgicas, físicas, industriales.
Cuerpo físico: Recibe las tesituras pránicas de la calidad, la energía embaldosar, para que a través de ella se pueda provocar la disertación prima para la factura de nuestra manual.
El cuerpo Físico y las Leyes del "3 y del 7"
Este cuerpo tiene que cumplir con las leyes que lo crearon, luego a sucesiones las desobedece.
Esas justicias son: I.
El Santo Afirmar, que permite a este medio de transporte demostrar la equidad y la volición interna.
El Santo Negar, que desarrolla dentro de sí las desiguales características de su propia categoría. Iii. El Santo Conciliar, que elabora el sendero para calar a la quita final.
Este bulto planetario, menos tener que obedecer estas jurisprudencias, debe arrimarse con las lealtades que lo organizaron. Estas amistades corresponden a: la gestación física e interna, a la vitalidad, al flechazo, al desprendimiento, a la decisión, a la legislación, reduciéndose todas a ambos que priman en todos nuestros litigios de existencia que son la ley de engendrarse y estirar la pata. Síntesis En sinopsis, podríamos aseverar que del Espacio Abstracto Absoluto, emanan las tres subsistencias de la Creación que son Dios (Sonido, el Verbo), Hijo (Luz) y el Espíritu Santo (Calor).
Estas tres intensidades dan origen a todo lo difundido y por ello están presente s en toda la Creación. “del Absoluto emanan las tres vitalidades que rigen todo lo gestado.
El ser benigno provocó un desequilibrio y incluso que no equilibre estos tres comienzos en sí mismo y su en torno a no podrá trepidar en avenencia con el infinito”.
Los Ordenes de Mundos
Todo cuanto existe: galaxias, métodos, orbes, etc., es la cristalización de estos tres comienzos.
Existen siete órdenes de universos, siete globo creados con el permiso del Verbo, con el Sonido.
1º Cosmos: Se encuentra anegado entre la Luz Incread a del Absoluto. Nota Do.
2º Cosmos: Está constituido por todos los soles y globos que viajan a través del sitio perpetuo. Nota Si.
3º Cosmos: Está formado por cada galaxia. Nota La
4º Cosmos: Es cada sistema enlosar. Nota Sol
5º Cosmos: Está compuesto por cada mundo del sistema azulejar. Nota Fa
6º Cosmos: Es el microcosmos viril. Nota Mi
7º Cosmos: Está formado por siete áreas concéntricas o Mundos del Reino Mineral Sumergido bajo la piel de la gleba. Nota Re Cada planeta está mandado por un signo creciente de instrucciones, partiendo del exterior que únicamente posee una única clase y llegando al séptimo que está administrado por noventa y seis justicias.
A anciano espectáculo de rectitudes hay máximo límite de mecanicidad y lamento, aumenta el automatismo y la complicación.
Ostensiblemente debemos nadar en guisa incansable para libertarnos de las su cesivas justicias que gobiernan cada espacio para tornar en verdad al santo inti absoluto de nuestro sistema.
La música, el Verbo, colocado por el Logos en siete octavas musicales, sostiene al planeta firme en su bulla. Sin la música, sin el Verbo, sin la Gran Palabra, sería difícil la edad fabulosa de los Siete Cosmos.
La música, el Verbo, colocado por el Logos en siete octavas musicales, sostiene al planeta firme en su bulla. Sin la música, sin el Verbo, sin la Gran Palabra, sería difícil la edad fabulosa de los Siete Cosmos.
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